lunes, 7 de septiembre de 2009

Lobos



Sinopsis: Una fiesta, una chica sola... ¡Y una manada de lobos dispuestos a lanzarse sobre ella!

INT. SALÓN – NOCHE

El salón de un piso de estudiantes como escenario de una fiesta universitaria. Chicos y chicas jóvenes riendo, bebiendo, fumando y charlando animadamente mientras suena un tema musical a través de un equipo.

VOZ DE CARLOS
Un amigo mío solía decir: las mujeres nos hacen vulnerables. Así que si alguna vez cometes el error de enamorarte de una, lo mejor que puedes hacer es fingir que sólo quieres sexo con ella. Pero…

       ELIPSIS.

El mismo salón pero mucho más vacío y sin música. Solo quedan cinco personas sentadas alrededor de una mesa de cristal que soporta las últimas copas de la noche. CRISTÓBAL –veinticinco años, camisa desabrochada parcialmente mostrando su pecho afeitado-, y NACHO –veinticuatro años, con una corbata puesta sobre la frente- sentados sobre el sofá; al lado de ellos, con una pierna echada sobre el brazo del sillón en el que está sentado, FELIPE –veinticinco años, lleva gafas oscuras-; y al otro lado, en el último sillón que queda, está CARLOS –veintiséis años, el mejor vestido de los cuatro-. Frente a NACHO y CRISTÓBAL se encuentra THARAIS –veinte años, atractiva, vestido negro y escotado-, sentada en una silla, sosteniendo su copa sobre la mano. Casi todos parecen un poco pasados de copas ya, sobre todo THARAIS. CARLOS, es el único que se encuentra sobrio.

Mientras hablan se escuchan unas ARCADAS provenientes del cuarto de baño.

THARAIS
(ríe)
Oídme, en serio, no es broma, ¿vale? Yo esa historia me la creo, me la creo de verdad.

CRISTÓBAL
Venga ya Tharais, no te quedes con nosotros sólo porque seamos unos pobres borrachos.

THARAIS lanza una carcajada y bebe un sorbo más de su copa.

THARAIS
Yo no me quedo con nadie. Y he bebido más que cualquiera de vosotros.

FELIPE
(en un tono algo siniestro)
Aún no lo suficiente.

THARAIS le hace una mueca burlona a FELIPE.

THARAIS
Yo lo que digo es que si estuviera en el lugar de ella, seguramente me pasaría lo mismo, que me acabaría enamorando.

NACHO
¡Tharais, pero por el amor de todos los santos y obispos, que es un mono, es un jodido mono!

THARAIS
(ríe)
¡Ya lo sé tonto! Yo… Mira, yo no digo que sea una atracción sexual, ¿vale? Es otro tipo de amor…

FELIPE
El amor sin sexo es una indecencia.

CRISTÓBAL, NACHO y CARLOS ríen la ocurrencia.

THARAIS
¡Oh, venga, dejadlo ya, no me toméis más el pelo! ¡Ya sé que es una película! ¿Vale? Pero estamos hartos de ver la típica comedieta romántica en la que la típica niña mona tonta se enamora del típico tío perfecto, y ni todas las niñas monas son tontas ni existe el tío perfecto, y sin embargo, la gente se lo cree. Pues yo me creo que una mujer pueda enamorarse de un mono gigante. Hala, qué pasa.

NACHO
Vamos, que King Kong a ti te pone.

Risas. Tharais resopla incomprendida.




CARLOS
Pues yo empiezo a estar con Tharais.

THARAIS esboza una mueca de sorpresa.

CARLOS
Lo que dice tiene bastante sentido. ¿Cómo no te vas a enamorar de un ser que podría aplastarte como a un insecto con solo proponérselo, y en lugar de eso te muestra su protección, su cariño…? Es como el cuento de la bella y la bestia. La bestia tiene secuestrada a la bella pero al final, la bella se enamora de la bestia.

THARAIS esboza una mueca de aprobación a lo que acaba de decir CARLOS.

FELIPE
Ooooh, qué bonito Carlos, eres el último romántico.

THARAIS mira a CARLOS y le hace un gesto de indiferencia hacia FELIPE.

CRISTÓBAL
Oye, pero una cosa… ¿Para ser la novia de King Kong no habría que ser contorsionista o algo así?

TODOS ríen excepto THARAIS que niega con la cabeza, y CARLOS que sólo esboza una leve sonrisa.

THARAIS
Los tíos siempre igual, sólo pensando en el sexo.

NACHO
¿Y qué tiene de malo?

FELIPE
Eso Tharais, ¿acaso no te gustaría que uno de nosotros fuera tu bestia particular?

NACHO y CRISTÓBAL ríen. THARAIS hace una mueca de asco.

CRISTÓBAL
¿Y por qué uno solo? Todos podríamos hacer de juguetones monos para ti.


THARAIS
Una manada de lobos es lo que sois.

TODOS ríen; CARLOS sonríe. Después se hace un silencio tan sólo interrumpido por el sonido de las ARCADAS que sigue llegando del cuarto de baño.

THARAIS
¿Quién es el pobre diablo?

FELIPE
Es King Kong que viene a por ti, nena.

FELIPE ríe ante su propia ocurrencia, al igual que NACHO y CRISTÓBAL.

THARÁIS
Qué gracioso.

CARLOS
Es Víctor. Ha bebido mucho y le ha sentado mal.

THARAIS
Pobrecillo. Lleva un buen rato así.

FELIPE
Que aprenda a beber. Mira tú, también has bebido mucho y no estás para que te trague el váter.

THARAIS
Ya. Pero yo por si acaso, lo voy a ir dejando.

THARAIS suelta su copa sobre la mesa.

NACHO
Sigue bebiendo mujer, con lo bien que nos lo estábamos pasando.


THARAIS
Oye guapo, ¿y tú para qué quieres emborracharme?

NACHO
(con una sonrisa pícara)
¿No te lo imaginas?

THARAIS le devuelve la sonrisa con una mueca burlona. Luego mira a su alrededor, como buscando a alguien.

CARLOS (O.S.)
Nacho, eres un perturbado, estás para que te traten.

NACHO ríe y guiña a CARLOS.

THARAIS
¿Dónde se ha metido Gisella?

CRISTÓBAL
¿Para qué la quieres? ¿No te basta con nuestra compañía?

THARAIS
No es eso. He venido con ella en su coche y pienso marcharme del mismo modo.

FELIPE
¿Ya te quieres ir? ¿No te lo estás pasando bien con nosotros?

NACHO
Si quieres conozco una forma para que nos lo pasemos mucho mejor.

THARAIS
¿Cómo? ¿Tú se la chupas a Cristóbal mientras él te mete un dedo por el culo?

NACHO abre la boca sorprendido y los demás estallan en carcajadas.

FELIPE
(riendo)
Ahí te la ha metido doblada, Nacho.


THARAIS
(recuperándose de la risa)
Carlos, en serio, ¿dónde leches se ha metido Gisella?

CARLOS
Se ha ido, Tharais, como todos los demás. Sólo quedamos nosotros y Víctor.



CRISTÓBAL
Y Víctor está a punto de desaparecer por  el
váter.

CRISTÓBAL ríe su propia ocurrencia.

THARAIS
¿Qué? ¿Se ha ido? ¡Venga ya! Si no me ha dicho nada.

Silencio. Las miradas de los chicos se cruzan entre sí.

FELIPE
Se fue con Esteban, Tharais. Hace ya un rato.

THARAIS
(sorprendida)
¿Qué? ¿Con Esteban?

FELIPE asiente. THARAIS mira a CARLOS y éste baja la vista. THARAIS entonces torna el rostro en una expresión seria y pensativa.

CRISTÓBAL
Venga Tharais, no te pongas así.

THARAIS
(con un tono triste)
¿Qué dices? Yo no me pongo de ninguna forma, vaya.

NACHO
Ese tío es un gilipollas.

FELIPE
Sí. Hay que ser muy gilipollas para no darse cuenta de que Tharais vale mucho más que Gisella.

THARAIS sonríe sin ganas.

NACHO
(con un tono algo siniestro)
Además, ¿con quién vas a estar mejor que con nosotros cuatro?

THARAIS
La verdad es que no me apetece mucho quedarme.



CRISTÓBAL
No nos digas eso, si todavía queda mucha noche.

THARAIS
Lo siento.

FELIPE
No seas mala, Tharais. Marcharte ahora sería hacerles un feo a tus anfitriones.

THARAIS se acaricia el brazo izquierdo, como si tuviera frío.

NACHO
¿Qué te pasa Tharais? No me dirás que nos tienes miedo.

THARAIS
(con voz vacilante)
Claro que no.

Los chicos ríen, excepto CARLOS.

CARLOS
Eh, chicos, no seáis capullos.

CRISTÓBAL
Tómate otra copa, Tharais.

THARAIS
(de nuevo con voz vacilante)
¿Pero qué dices? Si la fiesta ya ha terminado. ¿No ves que esto está muerto?

NACHO
Bueno, seguro que se nos ocurre algo para divertirnos.

FELIPE
(con una sonrisa siniestra)
Claro Tharais. Mira… ¿Alguna vez… Has llegado a montártelo con cuatro tíos al mismo tiempo?

CARLOS
Os estáis pasando.


THARAIS
Sois unos cerdos.


FELIPE
No. Cerdos no. Lobos. Tú mismo lo dijiste antes.

CRISTÓBAL AÚLLA y THARAIS pega un sobresalto. Todos los chicos ríen excepto CARLOS.

Una vez se apagan las risas se hace el silencio. Ni siquiera se escuchan las arcadas desde el cuarto de baño. Sólo la RESPIRACIÓN AGITADA de THARAIS que no deja de mover la vista hacia las caras de los chicos.

CARLOS
(levantándose)
Se acabó. Tharais, levántate, te llevo a casa.

THARAIS se incorpora de la silla como un resorte.

CRISTÓBAL
Oh, venga, Carlos, no jodas.

CARLOS
Para joder ya estáis vosotros.

NACHO lanza un silbido de exclamación.

THARAIS coge una chaqueta que había encima de otra silla y se la pone.

FELIPE
Eh, Carlos, ¿no estarás enfadado?

CARLOS
(cogiendo a Tharais del brazo)
Vamos.

THARAIS y CARLOS salen del piso.

NEGRO.



INT. ASCENSOR – NOCHE

CARLOS y THARAIS bajando en el ascensor.

THARAIS
Carlos, gracias. Esos payasos han llegado a asustarme.

CARLOS
Tranquila.
(pausa)
Yo jamás hubiera permitido que te hicieran daño.

THARAIS mira a CARLOS fijamente a los ojos.

THARAIS
¿Por qué?

CARLOS baja la vista.

INT. SALÓN – NOCHE

Se oye la PUERTA del cuarto de baño abriéndose.

Segundos después una chica vestida de blanco, de unos veinte años y con aspecto enfermizo aparece en el salón. Se lleva una mano a la cabeza, como si le doliera mucho. Busca a alguien con la mirada.

GISELLA
(a los chicos)
¿Dónde está Tharais?

INT. ASCENSOR – NOCHE

CARLOS mira a THARAIS a los ojos.

CARLOS
Porque me importas demasiado.

Los dos se mantienen la mirada durante unos segundos, y luego, él por fin la besa.

INT. SALÓN – NOCHE

Los chicos miran sonrientes a GISELLA.

CRISTÓBAL
Ya no está aquí, Gisella.

NACHO
Se ha ido con Víctor.

GISELLA muestra una expresión de sorpresa ante lo que acaba de oír.

GISELLA
¿Con Víctor? Oh, no, mierda, será hija de puta.

FELIPE
No te pongas así, Gisella. ¿Qué más da? Olvídales.
(con una sonrisa siniestra)
¿Por qué no te sientas aquí y te tomas una copa con nosotros?

INT. ASCENSOR – NOCHE

CARLOS sigue besando a THARAIS, más intensamente que antes, metiéndole la lengua en la boca, apretando sus pechos con las manos y deslizándolas después por su cuerpo hasta que se pierden dentro del vestido, provocando en ella gemidos de placer.

VOZ DE CARLOS
Como yo suelo decir: si alguna vez te enamoras de una mujer, lo mejor que puedes hacer es fingir que sólo quieres sexo con ella. Pero…

INT. PLANTA BAJA – NOCHE

CARLOS y THARAIS salen del ascensor, agarrados, y se dirigen a la salida.

VOZ DE CARLOS
… Si lo único que quieres es acostarte con una, entonces lo mejor que puedes hacer es fingir que estás enamorado de ella.

CARLOS y THARAIS salen.

NEGRO.

Se escucha el AULLIDO de CRISTÓBAL.

MÚSICA Y TÍTULOS DE CRÉDITOS.

FIN

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