domingo, 18 de julio de 2021

ADENTRO

Hace poco salió a la venta mi libro, La Dictadura de la Felicidad.


Pero no he venido a hablar de mi libro.


Bueno, o casi.


He venido a hablaros de que tengo lumbago y es jodido. Y supongo que mi vida es, entonces, bastante jodida, porque, gracias a que tengo dos maravillosas hernias discales, mi lumbalgias son bastante frecuentes y...


No, de eso tampoco he venido a hablaros porque a quién le importa.


He venido a hablaros de Bo Burnham. ¿Conocéis a Bo Burnham? Bo Burnham puede que represente muchas de las inquietudes existenciales y conflictos internos del ser humano occidental de la era post internet. Burnham es cómico. Burnham eligió hacer comedia (y muy bien) para hablar del drama. Burnham decidió montar un show de stand up comedy grabado durante plena pandemia y acabo de ver el resultado. Se llama Inside, y todavía estoy flipando y...


Y como quiero que lo veas supongo que es mejor que no te cuente nada. Así que no, tampoco he venido a hablar de eso.


Simplemente trato de asociar ideas para construir una historia. Pero no me está saliendo bien. Veamos: libro, lumbago, Burnham.


Vale, ya recuerdo. A Burnham me lo recomendó un paciente (soy psicólogo). Él está asqueado de la situación del mundo en general. No viene a consulta por eso. O quizá sí, en parte. Pero, claro, si así fuera, todos necesitaríamos un psicólogo, porque, ¿quién no está asqueado de la situación del mundo? Aunque, por otro lado, ¿y quién no necesita un psicólogo?

 

Yo. Yo no lo necesito. Porque lo que necesito ahora es un maldito fisio. O a lo mejor no. A lo mejor necesito un psicólogo. Porque cualquier psicólogo como yo sabe que lo emocional acaba repercutiendo sobre lo físico. Así que a lo mejor no son mis maravillosas hernias lo que andan mal sino mi pobre corazón.

 

Burnham me ha dejado rayado.

 

Veamos, si quiero contar una historia, más que ir asociando ideas así, a lo loco, necesito un protagonista. Por ejemplo, un psicólogo rayado y con lumbago. Este "héroe" ha de querer algo, perseguir un objetivo, una meta: ¡vender su libro! Claro, eso es. Pero, para poder llegar hasta esa meta ha de enfrentarse a dificultades, como por ejemplo, a ver... ¡Como por ejemplo, eróticas vampiresas hipercachondas que intentarán seducirle y hacer realidad todo tipo de fantasías sexuales antes de intentar reventarle las venas y devorar sus entrañas y...!


Sí, lo sé, acabo de abusar de tu suspensión de la incredulidad, pero es que, ¡me aburro! ¿A quién le interesa la historia de un psicólogo con lumbago intentando vender su libro? ¡Venga ya! Es tan, es tan, es tan aburrida que, que...


Que duele. Como un lumbago. Como el mundo en el que vivimos. Como querer hablar de tus pensamientos y tus sentimientos y no saber qué decir porque todo se ha vuelto tan complejo, tan irracional, o tan racional que cubrió lo emocional y lo enterró muy muy adentro, pero está ahí, lo tenemos ahí, y a veces...

 

Sale.

 

A veces muchos Burnham lo sacan, porque necesitan sacarlo, coger y ahondar hasta lo más profundo de cada uno, hasta las entrañas, hasta las hernias, y sacar algo de ahí, algo que quizá les genere la esperanza de que ayudará a cambiar el mundo, este mundo de mierda. Y entonces sale. 

 

Y lo podemos sacar. Porque no vivimos en una Dictadura de la Felicidad. Dije que casi no vine a hablar de mi libro.

 

Un abrazo.

 

Me voy a andar. 




2 comentarios:

  1. La lumbalgia es una mierda; empecé a padecerla hace poco. Ya llevo tres. Suerte con el libro.

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  2. Uf, a ver si aprendo a que me lleguen emails avisándome de los comentarios. Lo leí, tarde, pero leído está. Gracias, Cabrónidas, y felices fiestas.

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