Ella le dijo que estaba conociendo a alguien. Él le dijo que se alegraba por ella.
Pero no se alegraba. ¿Por qué no se alegraba? Desde el principio había quedado claro que tenían una relación de solo sexo sin compromiso. Y, por tanto, lo que le había dicho solo significaba que ya no volverían a acostarse.
Y... como ya no volverían a acostarse, ya no volvería a verla, ni a tocarla, ni a olerla, ni a saborearla, ni a oír su voz, ni a sentir su piel, ni a vibrar con sus orgasmos, ni a reír con ella o abrazarla en la cama o despedirse con un suave beso en los labios ni a ser feliz en la espera, deseando el próximo encuentro, imaginándose como sería, impaciente, nervioso, ansioso, ilusionado.
Y, ahora, la ilusión había desaparecido de golpe con un simple "estoy conociendo a alguien". Y solo le quedarían recuerdos. Recuerdos que quizá, algún día, le hicieran sonreír y no dolieran tanto.
Entonces, se dio cuenta de que pudiera ser que tuvieran una relación de sexo sin compromiso. Pero no solo era eso. Claro que no. Había sentimientos, aunque estos no implicasen ninguna promesa, ningún proyecto.
Eran dos personas muy diferentes de mundos muy distintos, difíciles de encajar. Así que no se complicaron. Simplemente estaban, y ya. Y sabían, ambos sabían, que un día dejarían de estar. Solo que él evitó pensar en ese día y, ahora, ese día había llegado.
El día que la perdió. Que perdió a alguien importante en su vida. Pero no podía decirlo, no podía expresarlo para, así, liberarse del dolor, porque... Era sexo. Sin compromiso.
Pero para él nunca fue sin amor.
Es verdad, no se pueden dejar de involucrar los sentimientos. Y el compromiso es básico, hasta necesario. No se puede vivir sin amor.
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ResponderEliminarGracias por tu comentario, Maty. Yo sí creo en el amor sin compromiso, y en el sexo sin amor, pero depende de las personas, del momento de vida... También creo que es posible llamarlo amor sin compromiso pero después demandarlo o llamarlo sexo sin amor y que luego surjan los sentimientos... aunque no se quiera. Y en lo que no creo para nada, efectivamente, es en la vida sin amor. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, no obstante, que todos los humanos sentimos la necesidad de follar.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo. Sentimos necesidades afectivas y sexuales, pero pueden ser satisfechas de múltiples formas. Estoy de acuerdo con el psicólogo Rafael Santandreu en que las únicas verdaderas necesidades del ser humano son comer, beber y amar. Todo lo demás son opciones, no necesidades... a no ser que se sientan como una necesidad por la evaluación subjetiva que haga cada uno.
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ResponderEliminarHay muchas clases de amor, de compromiso y de pérdidas.
ResponderEliminarA veces hay más amor en una relación aparentemente sin compromiso que en muchas supuestamente entre personas comprometidas mutuamente...
En ocasiones la pérdida de algo o de alguien, se ha producido sin nosotros darnos cuenta. Seguimos creyendo que aún existe cuando hace tiempo que eso se perdió, o se transformó en otra cosa. Quizá a esa persona hace tiempo que ya la perdiste (o te perdió) sin tan siquiera saberlo...
Y de vez en cuando también, el compromiso es mucho más sólido y sincero por parte de algunos que "pactaron" la ausencia de él, que en otros, que lo juraron y proclamaron ante testigos y dioses...
Quizá algunos, se comprometieron con ellos mismos a hacer felices al otro en cada encuentro que hubiera; a sacar todas las sonrisas, sensaciones y estremecimientos posibles con cada contacto...y eso, es mucho más compromiso probablemente que la promesa de comer perdices para siempre...
Hay de todo... Gracias por tu comentario, Sangre Española.
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