Así que... ¡ALERTA: SPOILERS!
Empecemos por el final. Y, como todo buen final que se precie, el de Breaking Bad, vuelve al principio. A la raíz de todo, las emociones. Éstas son las que nos mueven, las que nos impulsan, las que nos inician hacia la consecución de algo, mucho más que la razón o las normas impuestas.
FRUSTRACIÓN. Éste es el cáncer de Walter White (y posiblemente el generador del verdadero cáncer, el físico). Walt es un químico con un gran talento, que podría haber sido millonario y que en cambio echa horas en un lavadero de coches mientras ve cómo su antiguo compañero se hace rico gracias a la empresa que ambos cofundaron y que él dejó. No diría que es envidia lo que siente Walt, sino una sensación de que el mundo no ha sido justo con él. La diferencia entre una cosa y otra es que cuando envidias a tu vecino te gustaría ser cómo él y cuando te sientes frustrado piensas "yo debería ser él". Es eso lo que empuja a Walt, cuando le diagnostican el cáncer, para que diga "ahora voy a coger lo que es mío, lo que me pertenece". Y también es eso lo que le impulsa, al final, a volver a la casa de su antiguo colega para saldar viejas cuentas con él...
SENTIRSE VIVO. Este sentimiento, relacionado con la libertad, la autenticidad, el sentimiento de control sobre la propia vida, es lo que lleva a Walt a contestar a la pregunta: "¿cómo voy a coger lo que es mío?". Walt se nos presenta como un pelele, un calzonazos, un tipo que siempre ha seguido las normas. Va a dejar de hacerlo. Y se va a volver malo. Muy malo.Un auténtico diablo con sombrero negro y mirada helada. Un químico que va a fabricar y vender metanfetamina. Vender a un alto precio. El que pagarán él y aquellos que le rodean. ¿Y por qué lo hace? ¿Para dejar una buena suma de dinero a su familia antes de que el cáncer lo consuma? No, esa siempre fue la excusa. Walt nos lo dijo ya desde el capítulo 1 (no he encontrado el vídeo, pero es así: Jesse le pregunta por qué lo hace y él contesta: "Porque me siento vivo") y lo vuelve a repetir en el capítulo final, por fin, confesándose ante Skyler. ¿Véis? Principio-final, final-principio. Todo ha estado ahí siempre: Walt se convirtió en Heissenberg para sentirse vivo. Justo cuando más cerca de la muerte estaba. Final... Principio...
AMOR. Él... siempre está ahí. Y ni el diablo se libra de este sentimiento. Y es que Breaking Bad es también una historia de amor: la de Walter White y Jesse Pinkman. Un amor fraternal, por supuesto, entre padre-hijo o discípulo y maestro. Un amor lleno de baches y obstáculos, durante el cual ambos se hacen mucho daño, pero también durante el cual ambos se protegen y se salvan el uno al otro, y un amor en el que sobre todo una de las dos partes (la más fuerte) manipula egoistamente a la otra. Vaya... lo que viene a ser una historia de amor normal y corriente. Y claro, ¿podríamos haber esperado otro final para esta historia de amor? Pues... sí. Yo lo esperé, yo pensé que Jesse Pinkman acabaría matando a su amigo-padre-mentor. Pero, si hubiera sido así, ¿se habría librado Jesse realmente del Sr. White? ¿El Jesse que vivió atormentado tras verse obligado a matar a Gale? ¿El Jesse, adicto y colgado, pero capaz de enfrentarse a todo un rey de la droga como Gus Fring para quitar a un niño de la calle? ¿El Jesse que deja el negocio tras presenciar el asesinato de un chiquillo? No. Jesse había demostrado ser muy bueno durante todo este viaje como para acabar mal, arrastrando la culpa de otro crimen a sangre fría (lo de Todd por supuesto es distinto, él había reunido méritos de sobra para que Jesse le diera lo que se merecía). Por eso Jesse no dispara, por eso Jesse finalmente consigue librarse de su diablo diciéndole, esta vez, "Hágalo usted". Por eso lo celebra riendo y llorando y aullando. Él seguirá adelante, empezará una nueva vida, tratará de olvidar y ser feliz, como todos. Pero antes, tenía que despedirse, por supuesto.
¿Véis? Y ahora decidme que no hay amor ahí. AMOR. Como el que Walt siempre ha sentido por la química. La química. ¿Qué es la química para Walt? ¿Recordáis? "La química, técnicamente, es el estudio de la materia, pero yo prefiero pensar que es el estudio del CAMBIO". Así empieza:
Y así acaba:
Un final perfecto, como la más perfecta metanfetamina azul que se haya creado nunca.
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