72 HORAS
Y dada la fuerte presión social que los ciudadanos han ejercido sobre sus gobernantes a través de la bajada del paro, el incremento de la economía familiar, el repentino auge de la creación de empresas y la sensación de bienestar general, los políticos han decidido poner fin a la huelga iniciada hace tres días, renunciando a todas sus peticiones y volviendo raudos y veloces a sus puestos de trabajo.
EL CAPITAL
Empezó desde abajo, vendiendo calcetines en un rastrillo. Y lo que le pagaban era tan poco que guardaba sus monedas en un calcetín sin pareja que había encontrado porque ni le alcanzaba para comprarse una cartera. ¡Y mírele hoy usted, caballero! Todo un gran magnate de la industria textil con un capital millonario que no conoce fronteras. Y no se lo creerán, oigan ustedes, pero pese a encontrase ahora en la cima no olvida sus inicios y lo que aprendió de ellos. Por eso en su empresa el pobre trabajador que pierde un calcetín y deja a otro sin su par siempre es fulminantemente despedido.
EL INVENTO
El hombre exclamó con entusiasmo desmedido:
- ¡Lo he logrado Margaret, por fin lo he hecho! ¡He concebido una máquina que produce alimentos de la nada! ¡Es asombroso, Margaret! ¿Sabes lo que supone esta creación, todo lo que puede cambiar? ¡Rápido, quítate ese pijama mujer, vístete deprisa y acompáñame, hemos de patentar el aparato! Ya habrá tiempo más tarde de pensar en la forma de vendérselo a los gobiernos de los países ricos. ¡Ni te imaginas lo que va a transformar esto nuestras vidas, oh, Margaret!
EL RELOJ
Cuando volvió a mirar de nuevo la hora su tiempo ya había pasado.
LA MUERTE DEL VIEJO
Ante el inminente fin del patriarca los hombres sabios de la familia se reunieron y decidieron que aquel era sin duda el momento propicio para hacer fortuna y crear y consolidar una casta propia que perdurase a lo largo de los años venideros. La excusa con la que engañarían a los otros sería la libertad.
CONSUMISMO
- Este es un móvil de última generación. Su diseño es totalmente exclusivo y sus herramientas y funciones responden a los últimos avances en tecnología del mercado. Tiene: cámara de fotos digital, mp4, interfaz de computador, gps, sensor de movimiento, blueray, hd, memoria de 5.000 gigas, conexión a internet de 200 megahercios, tostador incorporado a puerto usb, pistola de rayos lasers acoplada a la parte inferior de la carcasa y que se activa de forma automática en caso de robo.
- Muy completo, pero… ¿No podrían añadirle un poco de cariño?
- Lo siento señor, aquí no tenemos de eso. Sólo ofrecemos a nuestros clientes cosas que valen dinero.
EN EL BARRIO
El coche pasó desfilando por la carretera con la parsimonia de una carroza de carnaval. El inspector observó con fría calma desde la postiza seguridad del interior del vehículo el conjunto de máscaras grises y demonios burlones que le daban la bienvenida, a través de sus risas hostiles y sus vigilantes miradas disfrazadas de encuentro fortuito. Gobernaban las aceras de las calles que le habían visto crecer. Eran rostros nuevos y sin embargo reconocibles en su memoria. La prostituta adolescente enferma de sida y que lo hacía sin condón, el chulo pedófilo que abusaba de la crías de las putas a las que explotaba, el camello de cuerpo tatuado y pistola oculta entre sus partes que vendía droga a los hijos de sus vecinos, el yonqui tembloroso y llorón que pegaba a su madre y le robaba para poder meterse un pico, el grupo de skiheads que asesinaban a inmigrantes y se gastaban una fortuna en irse a los polígonos para follar con fulanas de África y Europa del Este, los clanes de gitanos que traficaban con todo lo traficable… La gran familia recibía al hijo pródigo con sus mejores galas. Esas gentes le habían forjado un alma, la historia de sus edificios y locales formaban parte de su propia historia. De su niñez, de su juventud. Luego decidió hacerse policía y para ascender en el cuerpo tuvo que aprender a tratar con maleantes de otra especie: banqueros, hombres de negocios, políticos corruptos, magnates del bien y del mal. Eran sin duda, su especie no favorita. Pero no le quedó más remedio que hacerse como ellos para entrar en su juego. Por eso, ahora que volvía a casa, ni el mal olor ni el ruido ni la suciedad podían impedir que un halo de nostalgia invadiera su yo, enjuagando sutilmente su mirada.
La gran familia recibía al hijo pródigo. Debían tener cuidado con él. Porque ahora era el peor de todos.
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